¿VALDRÁ UNA ANTOLÓGICA FAENA NO CORONADA CON LA ESPADA PARA LLEVARSE LA ESPIGA DE ORO?

La Feria Taurina del Arroz de Calasparra necesitaba un zambombazo, algo de lo que todo el mundo saliera hablando de la plaza, que llenara las redes de comentarios, que petara la mensajería instantánea; un hecho por encima de las entregas, buenas actitudes, tragedias, dramas y alguna decepción, acontecidas en los primeros tres días de feria.

En la novillada de El Pincha celebrada ayer martes, 6 de septiembre, llegó el premio gordo, el toreo en su máxima expresión. Algo totalmente diferente, que se salía de lo normal. Quienes tuvieron la suerte de verlo en directo nunca olvidarán como Marcos Linares crujió por naturales a “Oloroso”, un animal con un pitón izquierdo de escándalo que colaboró para que este jovencísimo jiennense armará una de las mejores obras toreras realizadas en la Villa del Arroz en años. Los más viejos del lugar se acuerdan de una faena de Pepín Jiménez a un Santa Coloma en el 95, otros hablan de Varea con un Cebada, los más jóvenes se acuerdan de Salenc con un Valdellán o de Diego Carretero con uno de El Cubo…. A partir de hoy se hablará de la faena de Marcos Linares a un novillo de El Pincha, premiado generosamente con la vuelta al ruedo, que desafortunadamente malogró con la espada.

Linares es un gran torero encerrado en el cuerpo de un niño. Su estatura le ayuda, pero su expresión, su conjunción y su manera de interpretar el toreo es sublime, algo que ya riza el rizo de la torería. Verle echar los vuelos de la muleta al novillo y encajarse, partirse la cintura, para volver a dar otro natural, cada vez con más garbo, con más enjundia, con más artesanía, y rematar las series con pases de pecho largos o remates por bajo pintureros, volvió locos a los aficionados de Calasparra.

Pero es que antes de coger la muleta, el chaval sorprendió a todos por su manera exquisita de manejar el capote, dejando verónicas airosas con aroma a Morante en el recibo y unas chicuelinas al paso llevando al novillo al caballo que fueron delicatesen.

Cuando se perfiló para entrar a matar todos empujábamos la espada, pero lamentablemente quedó atravesada. Luego el chaval cogió el descabello, pero lo hizo protagonista de “Lo que el acero se llevó”, nada más y nada menos que un triunfo clamoroso con la etiqueta de la Espiga de Oro.

Impactó tanto, que la tarde ya giró en torno a él. Pese al buen paso de Jorge Molina y la voluntariedad de El Niño de las Monjas, la gente esperaba poder volver a verle como en el tercero. Pero el sexto fue más complicado. Aquí ofreció su versión de entrega y disposición con un novillo que embistió a media altura, protestando y sin gracia. Poco a poco fue haciéndolo hasta meterlo en el canasto. Volvió a fallar con la espada, pero la gente, deseosa de verle en triunfo le premió con una oreja por el conjunto de su actuación.

¿Valdrá una antológica faena no coronada con la espada para llevarse la Espiga de Oro? La última palabra la tienen los seis novilleros que quedan por actuar en la feria, entre ellos Jorge Martínez y Víctor Acebo, que seguro que no lo van a poner fácil. Luego el jurado dictara sentencia.

Fran Pérez @frantrapiotoros / FOTOS: Paco Sastre

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