¡Qué pena! Con lo que luego despotrican de tendido duro de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Si el festejo de este domingo 10 de julio de los Sanfermines´22 se hubiera celebrado en la primera plaza de toros del mundo “Rafaelillo” hubiera saludado una ovación tras finalizar el paseíllo. Pero estábamos en Pamplona, y allí, lamentablemente, olvidaron al principio que el torero de Murcia regresaba a ese escenario después de casi perder la vida en el mismo en 2019. La sensibilidad brilló por su ausencia.
En el cartel de la cuarta corrida de toros de la Feria del Toro, además de “Rafaelillo”, estaban acartelados el sevillano Manuel Escribano y el mexicano Leo Valadez en la lidia de toros de “La Palmosilla”.
Ante la ausencia inesperada de esa ovación de salida, “Rafaelillo” fue a por todas para recibir al primero. Se tiró de hinojos el torero para recetar una larga cambiada de rodillas que hilvanó después con verónicas estimables. En los primeros tercios el animal mostró falta de fuerza. La lidia en el tercio de varas y en banderillas transcurrió sin pena ni gloria. Cuando “Rafaelillo” cogió la muleta, y antes de vérselas con el de Javier Núñez, dio toda una lección. El de Murcia, con su gesto, le dijo a la gente eso de: «¡Señores hay que ser agradecido!» Se fue al burladero de médicos y con el desparpajo que le caracteriza les espetó: «¡Gracias por salvarme la vida!» A los galenos, capitaneados por el Doctor Ángel Hidalgo, se les saltaron las lágrimas como a los huertanos cuando pasa el agua por los sedientos canales del campo murciano.
“Rafaelillo” se entregó con la muleta. Empezó el trasteó en tablas pasando un momento de apuro cuando el toro le cortó el viaje e hizo recordar viejos fantasmas del pasado. Pero, poco a poco, la faena se fue afianzando. “Rafaelillo” se vistió de temple y consiguió rematar varias tandas de mérito por ambos pitones. Los derechazos salieron ligados y rematados con excelentes pases de pecho, y los naturales de buena factura. Hubo un momento donde el público de Pamplona supo reconocer el error. Y esa frialdad con la que lo recibieron se transformó en calor y triunfalismo. En ese momento mató de estocada arriba de rápido efecto. La plaza se cubrió de pañuelos, la emoción invadió los cuerpos de todos los que sabían del esfuerzo de “Rafaelillo” para conseguir ser otra vez él después del tremendo percance del 2019. La presidenta concedió el doble trofeo y la alegría brotó como cuando salen los toros del corral de Santo Domingo. Triunfo legitimo del murciano. Que nadie diga que su eterna lucha no merecía este premio. ¡Viva la Vida!



Escribano se fue a la puerta de chiqueros para recibir al segundo de la tarde. Tras poca historia en varas, compartió tercio de banderillas con Leo Valadez. Con la muleta, Escribano apostó desde el principio por el animal. Inició por alto en los medios en un inicio que llegó rápidamente a los tendidos. A derechas templó Manuel a un toro que lo quiso todo por abajo, colocando la cara y ralentizándose en cada muletazo. Toro al que había que llevar siempre pulseado y sin toques. Toro con prontitud, galope y fijeza al que quiso torear el de Gerena siempre con los vuelos. Por el izquierdo le faltó un puntito más de emotividad y de humillación. Exigía ir enganchado, de lo contrario pegaba un tornillacito que deslucía el muletazo. Toro para disfrutar. para torearlo despacio, algo que Escribano en una interesante faena, algo que no era fácil debido a la complejidad de cogerle siempre el ritmo al animal por lo despacio que embestía. Tras volcarse en la estocada paseó las dos orejas de uno de los animales de clase de la feria.
El tercer animal también embistió con templanza, propiciando el toreo a la verónica del mexicano Leo Valadez. El tercio de varas pasó rápido y sin contenido. Volvieron a compartir tercio de banderillas Valadez y Escribano, ejecutando pares de solvencia, pero de poca espectacularidad. En la muleta trasmitió un toro al que poco a poco se fue acoplando el torero azteca. Conforme fue avanzando el trasteo fue humillando cada vez más un toro que cuando perdió las inercias embistió más y mejor. Estuvo correcto Valadez, al cual le faltó apretar de verdad a un toro que tenía mejor condición cuando venía desde la media distancia. Pese a ello acortó las distancias en un final de faena con muletazos accesorios en el que le dio aire a un animal con virtudes. Cerro con manoletinas de rodillas antes de dejar una buena estocada y pasear las orejas del animal venido de tierras gaditanas.
El cuarto fue deslucido de salida. Su poca gracia y las mandíbulas mascando la merienda del público dejaron el contenido de los primeros tercios sin historia. “Rafaelillo” brindó la faena al respetable para dejar una serie sentida, con el cuerpo encajado y relajado a un animal que sabía lo que se dejaba atrás. En la segunda serie por el pitón izquierdo el toro lo vio y no le perdonó. Le pegó una soberana voltereta. El toro lo prendió por la parte superior del muslo izquierdo para pegarle después una tremenda tarascada por la parte de los riñones. Afortunadamente, y pese a la dureza del percance, “Rafaelillo” no pareció tener heridas importantes. Se quitó la chaquetilla y con la garra que lleva siempre de su mano volvió a la cara del animal para dejar buenos pasajes por el pitón derecho, donde se entregó de verdad. Mató de estocada entera que tuvo rápido efecto y se le pidieron las dos orejas. Esta vez la presidenta del festejo solo concedió una. Visiblemente mermado por el percance, el murciano paseó el trofeo ante el clamor de las peñas que volvieron un año más a vitorear su nombre: ¡Rafaelillo, Rafaelillo!. Por fin, se hizo realidad el momento que llevaba en la cabeza desde que despertó en el complejo Hospitalario de Navarra, rodeado de máquinas que le sujetaban a la vida, hace casi tres años.





El quinto, noble y de buena condición, permitió hacer el toro de verdad con la muleta. De salida, Escribano le dejó alguna verónica suelta de buen trazo. Ya en banderillas volvió a formar un lío con un toro que tuvo prontitud y movilidad aunque apretara hacia los adentros. Brindó al público una faena en la que intentó no apretar al animal desde el inicio. Siempre buscando los vuelos este animal de La Palmosilla, un ejemplar de una excelsa clase que todo lo hizo ralentizándose. Le apretó Manuel a un toro que cuanto más le exigías más se entregaba. Toro de gran humillación que buscó los belfos de la muleta el sevillano. Escribano lo pulseó a la perfección en muletazos largos y profundos, se sintió en muletazos hondos y cadenciosos. Lo toreó con el compás abierto con relajo. Pinchó antes de dejar una estocada. Hubo petición de oreja, pero la presidencia no la concedió. El sevillano dio una vuelta al ruedo.
Tras poner banderillas, Leo Valadez comenzó la faena en los medios con otro toro que tuvo motor. Estuvo voluntarioso el mexicano que no conectó esta vez con el público. No estuvo acertado con la espada y escuchó silencio.
Ficha:
Plaza de toros de Pamplona (Navarra) Domingo 10 de Julio de 2022. 4º corrida de toros de Los Sanfermines 2022.
Toros de “La Palmosilla”, de correcta presentación y juego variado. De buen juego en la muleta el 5º.
“Rafaelillo”: Dos Orejas y Oreja.
Manuel Escribano: Dos Orejas y Vuelta al ruedo.
Leo Valadez: Dos Orejas y Silencio
Entrada: Casi Lleno.

@elmuletazo