GANADERÍA DE «EMILIO ARTALEJO»: LUCHA EN TIEMPOS DIFÍCILES

Visitamos esta ganadería unos días antes de que el estado de alarma y el dichoso virus se apoderara de nuestra vida cotidiana. Es sabido que la crisis económica que asola a todo el país se ceba más con unos sectores que con otros, siendo en el campo bravo el quebranto económico muy acusado. A día de hoy no se sabe nada de ayudas y la mayoría de ganaderías pasarán el año en blanco a la hora de lidiar y como consecuencia su facturación será cero «patatero». Muchos han reducido efectivos de manera casi obligatoria.

Ganaderías modestas como las que nos ocupa, sufrirán, aunque todo depende de la diversidad de actividades que tengan en la explotación ganadera. En 1985, una familia de origen madrileño, más en concreto de Parla, inició su andadura como ganaderos de bravo. Eran otros tiempos menos difíciles, Emilio Artalejo Sacristán compró en principio reses de origen Torrestrella, vía el maestro rejoneador Manuel Vidrié, con el que mantenía buena relación. Pasados unos años, se fueron reduciendo estas reses y se sustituyeron por otras de origen Domecq, con el hierro de El Ventorrillo y esta es la procedencia actual mayoritaria.

Divisa modesta que no está como otras muchas en los circuitos habituales de las ferias, pero no por ello sus reses son más o menos bravas que otras. Ignoro que habrá sido de las reses que vimos en la preciosa finca que está al lado de la carretera de Extremadura, ya en la provincia de Cáceres. Ojalá pueda dar salida a algunas de ellas una vez que pase esta pandemia que nos acecha.

Actualmente la ganadería está gestionada por un nieto del fundador, de nombre Vitorio, joven y con gran afición. Cabe decir que esta divisa lidió en la plaza de Las Ventas, en un festejo menor que se anunció en el año 1995, con buen resultado.