Siempre es triste cuando alguien joven, con mucho camino por delante, deja aparcados sus sueños, y más aún en este mundo del toro tan necesitado de gentes ilusionadas que sigan tirando del carro de esta cultura con ilusión y determinación. Da igual de que rama sea. Para que la tauromaquia siga caminando, siempre tiene que haber gentes que estén dispuestas a engrandecerla desde cualquier puesto, ya sea jugándose los muslos en el albero o siendo fiel escudero de los protagonistas de esta fiesta desde el callejón. Precisamente es aquí, detrás del burladero, entre esportones, espadas y costuras, entre miedos, alegrías y desvelos, donde Antonio Bermúdez tenía su espacio. Lamentablemente, el de Las Torres de Cotillas ha tenido que abandonar la profesión por una lesión en la muñeca de su mano derecha que le impide ejercer con solvencia las tareas de mozo de espadas. La lesión hace que no tenga fuerza en la mano y que el brazo se le quede sin sensibilidad cuando realiza un esfuerzo.
Antonio, se ha querido despedir con esta carta que ha remitido a esta redacción:
“Me ha costado mucho trabajo tomar esta decisión, pero a veces la vida te pone el camino tan difícil que lo mejor es atajar por sendas, cuesta mucho decir adiós a lo que realmente me ha hecho tan feliz. A pesar de haberlo decidido en mi última actuación, el 11 de septiembre en Murcia, y con la idea clara de que esta noticia no saltara hasta el fin de la temporada murciana, hoy pongo fin a mi carrera como Mozo de Espadas y Ayuda.
Mi familia, mis amigos y cuadrillas han sabido lo difícil que ha sido cumplir con todos mis compromisos de esta temporada a raíz de una lesión en la muñeca derecha, pero mi compromiso con la Fiesta y con los toreros a los que acompañaba era tan grande que no dudé en seguir y cumplir así con todos los compromisos que había adquirido.
Me despido de mi profesión agradecido a la gente que desde que empecé ha contado conmigo, especialmente:
A Fran Ferrer, Manuel Perera y Diego García, gracias por contar conmigo cuando más lo han necesitado.
A Parrita y Emilio Serna, ellos han sido los que me han hecho ser mejor profesional, pero sobre todo son mi familia.
A mis maestros Eugenio Martínez y Juan El Buscavidas y a Miguel El Balsiqueño, por las enseñanzas y por representar la lucha incansable y la pureza del toreo.
Pero sobre todo gracias a Florencio Fernández “El Flores” (o como muchos le dicen, mi padre) y a su familia por encender dentro de mí la llama del toreo y acogerme en su casa como si fuera la mía.
Muchas gracias por vuestro cariño a todos y ¡nos vemos por las plazas!”
Sabemos que estas cosas siempre son dolorosas, que no es fácil tomar estas decisiones tan drásticas y que te alejan de lo que le da sentido a tu vida. Estamos seguros que Antonio sabrá ordenar de nuevo su vida, operarse de esa lesión que arrastra y incluso pensar en volver cuando todo esté otra vez en su lugar. Es joven, muy joven, y la vida seguro que le tendrá preparados nuevos retos e ilusiones en el mundo del toro.
@elmuletazo