¡VIVA LA TAUROMAQUIA Y EL ROCK AND ROLL!

Una hora antes del comienzo de la exitosa novillada con picadores mixta que tuvo lugar en Torre Pacheco el pasado domingo y en la que se colgó el cartel de “No hay localidades”, un colectivo antitaurino, que cuenta con la tan numerosa cifra de 19 seguidores en Twitter, llevaba a cabo una concentración para protestar por la celebración de este tipo de eventos en la ciudad murciana. Mientras que alrededor de 2.000 personas abarrotaban los tendidos del coso de chapa instalado para la ocasión, en el lugar del encuentro anti una veintena de personas se desgañitaban soltando lindezas y atacando a la libertad cultural legal. La tauromaquia ganó por goleada una vez más. Ese ejemplo se une al que recientemente se dio en Madrid, con esa manifestación en contra de la tauromaquia que encabezó el pequeño dictador de Telecinco. Los colectivos que quieren prohibir la fiesta de los toros no lograron que su protesta fuera masiva, y llegaron a cifras paupérrimas en el mismo día que la plaza de toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla se llenaba hasta los topes con 12.000 almas en su interior. De nuevo, como diría con su rugido José María García: “Gooool en Las Gaunas”

Para rizar el rizo, tenían que salir los de Izquierda Unida, ese partido residual que abrazó a Pablo Iglesias de Podemos para no desaparecer y que ahora, para seguir en la brecha, le baila el agua a Yolanda Díaz. Cuando alguien de este partido levanta la voz o saca un comunicado España y sus ciudadanos se hunden más en la miseria. Ahí tienen al ministro irrelevante, el señor Garzón, poniendo al sector primario a los pies de los caballos. Con menos intensidad, pero con más patetismo o estupidez, Izquierda Unida-Los Verdes de la Región de Murcia apoyó la concentración de Torre Pacheco haciendo creer que la celebración de los toros le estaba quitando al pueblo recursos para sus ciudadanos, cuando el festejo estaba promovido por una empresa privada y el Club Taurino de la localidad. Pero no se quedaron ahí, en el comunicado lanzado también tomaron el festejo como un arma para enfrentar a los vecinos, cuando en realidad lo que propició el acontecimiento taurino fue la alegría económica de la hostelería de la ciudad, que colgó el completo en el servicio de comidas de ese día.

La mayor arma para la concordia y la convivencia es el respeto a todo, siempre bajo el prisma de la legalidad vigente. Eso es algo que debería ser una norma. Lamentablemente, desde varios sectores del progresismo sin rumbo y del radicalismo en ambos extremos, solo entienden las prohibiciones como un elemento para evolucionar, en tiempos donde el ser humano y sus valores han retrocedido en el tiempo.

A esta involución de la especie está contribuyendo la prensa vendida por un puñado de dólares. Son muchos los medios donde solo se informa de tauromaquia si el contenido es potencialmente morboso o daña a la imagen de esta Cultura legal. O si no, pese a los esfuerzos de Enrique Soler, que me constan, vean en lo que se ha convertido el periódico La Opinión de Murcia. Un panfleto antitaurino que le da más espacio a un colectivo prohibicionista que a un mundo, el del toro, declarado Bien de Interés Cultural en la Región de Murcia y Patrimonio Cultural de España, mediante la Ley 18/2013, de 12 de noviembre, en todo el territorio nacional, incluido Cataluña y Canarias. Últimamente, por el periódico que engrandeció nuestro siempre recordado director Antonio González Barnés con su magnífica prosa taurina, se han visto artículos positivos sobre un “tontolpijo” que se dedicaba a arrancar carteles de la feria taurina de Murcia o pacificando a un individuo que se tira a los ruedos de las plazas de toros, eso sí, cuando no hay toro o lo están arrastrando, para provocar y quedar de víctima. Da lástima ver, como al igual que la sociedad, el periodismo está dando pasos para atrás. Ya lo intuyó el recién desaparecido loco de los ratones coloraos en los monólogos de su colina.

Hace unos días, unos amigos, de esos que les dices que eres taurino y te miran con pena, que te comentan la famosa frase de bien queda: “No me gustan, pero yo respeto”, aunque en las niñas de sus ojos se les vea el profundo “rechazo vs desconocimiento” hacía la tauromaquia, mientras llega un salvador y comunica eso de: “no nos metamos en terrenos pantanosos”; se sorprendían al verme saltar, cantar y corear las canciones de un grupo de rock en un maravilloso concierto. Como si no tuviera el mismo derecho que ellos, como si fuera un bicho raro, al que solo le puede gustar el flamenco, llevar las patillas largas, pasear en caballo, ponerme el disco de Paco Candela en el coche e hincharme de rebujito en la feria.

Pues no señores, no; que la historia os la han vendido mal. Que encasillar a la gente es una estratagema para privarla de sus libertades. Que me gusta el rock and roll, pero también el indie español, la cerveza premium, que me parto la camisa como Camarón, que veo La Casa del Dragón como todos ustedes, que me emociono con la embestida de un toro bravo y que muero por un natural de frente de Pepín Jiménez.

Oye, lo mismo, soy culturalmente más rico. Se acabó el debate.

Por Fran Pérez @frantrapiotoros

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