TRIUNFAL TARDE DE TOROS EN ABARÁN CON UREÑA, DE JUSTO Y RUFO A HOMBROS POR LA PUERTA GRANDE

Como cada 27 de septiembre, el coso de La Era de Abarán acogió una corrida de toros con motivo de sus fiestas de San Cosme y San Damián. Este 2022 los toros regresaban a esta emblemática fecha en el calendario de la localidad tras la pandemia del coronavirus. La plaza de toros registró más de tres cuartos de entrada para ver las actuaciones frente a toros de “La Palmosilla” de Paco Ureña, Emilio de Justo, que sustituía a Morante de la Puebla, y Tomás Rufo, que debutaba como matador de toros en la Región de Murcia.

Al finalizar el paseíllo el público obligó a saludar a los tres espadas, sobre todo al lorquino Paco Ureña que regresaba al coso tras su dramático percance del pasado mes de octubre que tuvo como consecuencias una grave lesión de vértebras.

Ureña, de malva y oro, salió a por todas desde el minuto cero. “Metiche”, el primer ejemplar de la familia Núñez, se dejó en el recibimiento y el de Lorca lo aprovechó para dejar un brillante recibimiento a pies juntos, dejando muy buenas verónicas hasta el centro del anillo. Al animal se le cuidó mucho en varas y llegó con fuerza para que el murciano le dejara un vibrante quite por gaoneras. Pasado el tercio de banderillas, el de la pedanía de La Escucha brindó la faena al empresario, apoderado y ganadero Pablo Lozano.

El trasteo se sostuvo por el pilar del temple que le aplicó Ureña a un animal flojo, que colaboró más por el pitón derecho. Por ese lado sacó buenas tandas, intentando llevar al animal largo y rematando las series con buenos pases de pecho. Lo intentó por el izquierdo Ureña, pero por eso pitón al animal le costaba seguir el engaño. Le puso valor el torero, que casi estuvo apunto de ser empalado. Terminó la labor con manoletinas muy ajustadas, dejando patente que pasa por el mejor momento de su temporada. Desafortunadamente, lo emborronó todo con el mal uso de los aceros. Escuchó un respetuoso silencio.

“Viandero” recibió un buen saludo a la verónica por parte Emilio de Justo. En varas el toro recibió un castigo fuerte y del trance salió muy mermado de fuerza. Con el ánimo de agradar, el extremeño brindó la faena al público, pero en la primera tanda el toro se fue al suelo. Emilio tuvo que vestirse de enfermero para tratar de mantener en pie a un animal con calidad. Despacio y casi toreando de salón el extremeño dejó muletazos de calidad, pero no terminó de prender la mecha de la pasión. La falta de oponente para un torero tan poderoso era más que evidente. En el final de faena apretó el torero el acelerador y exprimió las embestidas del toro, dejando una serie limpia al natural y acoplándose maravillosamente a su adormecida embestida. Dejó una estocada entera, algo desprendida, que fue suficiente para atronar al toro. Hubo petición de las dos orejas, pro el palco, coherentemente, dejó el premio en una justa oreja.

El tercero, de nombre “Torreón”, salió de chiqueros calamocheando y deslució el esforzado recibimiento a la verónica del toledano Tomás Rufo. El toro fue excesivamente cuidado en varas y en banderillas el tercio pasó sin pena ni gloria. Todo estaba preparado para que Tomás brillara con la muleta, y así lo hizo dejando un vistoso arranque en el que dejó muletazos de mucha entrega por ambos pitones con los que se metió al público en el bolsillo. Con valor, se sobrepuso a la dubitativa embestida del animal y volvió a recoger la ovación del público dejando momentos notables tanto por la derecha como al natural, mostrándose como un torero cuajado. Mató de media estocada larga que fue suficiente para que el bicho doblara. Se le pidió una oreja levemente, pero tras el juego de las mulillas, que retrasaron el arrastre incomprensiblemente, la petición creció y el presidente le otorgó un apéndice.

“Estornino”, mejor presentado que sus hermanos, apretado de carnes y con aspecto de toro hecho, salió en cuarto lugar para que Paco Ureña le dejara un buen manojo de verónicas en el recibimiento. La gente, más pendiente de la merienda, no acogió el momento con el calor que se debería. El de “La Palmosilla” empujó en varas y en banderillas Agustín de Espartinas se lució en un comprometido par, aguantando el derrote al pecho del animal. Los cuatro estatuarios con los que Paco Ureña inició la faena valieron la entrada. Quieto y sin rectificar, el de Lorca abrió el tarro de la pureza una vez más. Le dio tiempo entre serie y serie para ligar tandas de derechazos entregados rematados con pases de pecho largos y por bajo. Por el pitón izquierdo el animal fue menos claro, pero el lorquino se pudo en el sitio y sacó excelentes naturales que levantaron al público de sus asientos. Volvió a la mano derecha para terminar de sacar el fondo del toro, metiéndose entre los pitones. Se le vio muy a gusto y terminó el trasteo con la plaza convertida en todo un clamor. Pinchó antes de agarrar un estoconazo de libro. Gran labor la conseguida por Ureña que paseó las dos orejas pedidas por unanimidad por el respetable y otorgadas sin resistencia por el palco.

Se lució con el capote Emilio de Justo en el recibo a “Juguetero”, quinto de la tarde. Tras un puyazo delantero, la cuadrilla del extremeño se lució en banderillas. Ángel Otero y Pérez Valcárce pusieron la plaza en pie. Emilio de Justo brindó la muerte del toro al lorquino Paco Ureña. Este animal de “La Palmosilla” fue el de embestida más clara del festejo, condición que no desaprovechó el torero, que dejó de inició tandas de derechazos muy ligados. El de Javier Núñez se desplazó con clase y entrega y De Justo puso al público en pie en tandas intensísimas y poderosas. Con la izquierda bordó el toreo al natural, muy encajado y con la figura firme. Volvió a la derecha para terminar de exprimir al toro, dejando brillantes cambios de mano. Para rizar el rizo, tiró de efectismo al final de faena, echando la rodilla al suelo y convirtiendo la plaza en un manicomio. Hubo petición de indulto, pero el torero, honrado, mató al toro a sabiendas que no merecía tal honor. Tras pinchazo y estocada se le premió con las dos orejas y sorpresivamente no se le dio la vuelta al ruedo a la res.

A revienta calderas salió Tomás Rufo con el sexto de la tarde, dejando un saludo emocionante con la capa iniciado con una larga de rodillas. Cuidó el toledano al animal en el caballo y en banderillas se lucieron de verdad Andrés Revuelta y Fernando Sánchez. A por todos se fue con la muleta Rufo, que inició su labor de hinojos. Dejó una tanda de mucho mérito, rematada, ya en pie, con un soberano y desmayado derechazo. Muy dispuesto, siguió por el pitón derecho consiguiendo series rotundas. Se echó la muleta a la izquierda para ligar naturales con la gente muy a favor de obra. El animal, muy noble, le permitió meterse en terrenos comprometidos y allí Rufo terminó de causar sensación con pases de cara a la galería. Se jugó la voltereta en el final de faena dejando claro que tiene arrestos suficientes. Dejó un pinchazo y una estocada atravesada que fue suficiente para acabar con el toro. La gente, festiva en casi su totalidad, le pidió los máximos trofeos que la presidencia concedió con mucha generosidad.

Un final de fiesta triunfalista que no debe ensombrecer la gran actitud mostrada por los toreros. Ureña, De Justo y Rufo están llamados a hacer las delicias de los aficionados en el presente taurino.   

Ficha:

Plaza de toros de Abarán (Murcia) Martes 27 de Septiembre de 2022. Corrida de Toros.

Toros de “La Palmosilla”, discretamente presentados, flojos y nobles en líneas generales. El mejor, el 5º, de nombre «Juguetero» al que se le pidió el indulto.

Paco Ureña: Silencio y Dos Orejas.

Emilio de Justo: Oreja con petición de la segunda y Dos Orejas.

Tomás Rufo: Oreja y Dos Orejas y rabo.

Entrada: Más de tres cuartos del aforo cubierto.

FOTOGALERÍA DE PACO SASTRE

FOTOGALERÍA PEDRO LAFORET

@elmuletazo // Fotos: Paco Sastre y Pedro Laforet

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