A casi dos horas del comienzo del festejo final del II Certamen de Novilladas “Villa de Blanca” es justo recordar al hombre que ha sido un “Pepito Grillo” para los dos novilleros finalistas. A diferencia del cuento de Carlo Colladi, a Marcos Linares y Víctor Acebo no les ha hecho falta ni un silbidito para tener la ayuda de David Lorente.
El subalterno de Torre Pacheco creyó desde el principio en ellos, en el potencial que tenían para progresar en la difícil tarea de querer ser torero y labró el inicio de sus carreras con la misma fe que Geppetto armando al muñeco de madera.
Con Linares, primero en la tapia y luego en la escuela de Úbeda (segunda patria de David), apoyado por la casa de Juan Ruiz Palomares, recorriéndose España entera con él y viendo como revolucionaba a la afición en las plazas y por la tele, cuando ganó el certamen de novilladas sin caballos de la Junta de Andalucía. Con Acebo, con la ilusión de ver un torero de su tierra progresar, de ver nacer la esperanza taurina del Campo de Cartagena tan necesitada de realidades de este tipo, y contemplar luego como estallaba un verano de calor por Canal Sur. Su empeño lo transmitió al Club Taurino de Torre Pacheco y a Pedro García, ahora hace las veces de apoderado del novillero con su misma ilusión. Sin olvidar las tardes de entrenamiento intenso en la finca La Herencia ante la atenta mirada del maestro Alfonso Romero.
Imagínense las sensaciones del bueno de David esta tarde, en donde actuará de tercero en la cuadrilla de Acebo. Dos de sus alumnos favoritos, con los que se ha reído, cabreado y partido la cara, convertidos en toreros de verdad.
¡Qué gane el mejor!
@elmuletazo