Paco Ureña tiene una cita con la historia el próximo 21 de mayo. El de Lorca protagonizará en plena feria de San Isidro la encerrona número 53 de las que han tenido lugar en la plaza de toros de Las Ventas del Espíritu Santo de Madrid, la segunda que ejecuta un torero de la Región de Murcia tras la fallida y desafortunada tarde llevada a cabo por José Ortega Cano en el año 1992.
El de la pedanía de La Escucha lorquina se enfrentará ante seis toros de las ganaderías de Puerto de San Lorenzo, Garcigrande, Adolfo Martín, José Vázquez, Luis Algarra y Juan Pedro Domecq, pero también a todo un sector taurino que le está negando el pan tras haber sido el triunfador del último San Isidro, el del 2019, o de haber hecho algo histórico en Bilbao, cortando cuatro orejas e igualando lo conseguido por Manuel Benítez “El Cordobés”.
En las corridas de toros en solitario no hay ningún guion escrito, solo hay que ver lo ocurrido en la número 52 de Las Ventas, el pasado domingo de Ramos. Emilio de Justo iba para capitán general de la tauromaquia y encontró hule para al menos tres meses, mientras un sobresaliente, Álvaro de la Calle, encontraba un poco de la gloria que la tauromaquia no le había dado antes.
Enfrentarse a seis toros en Madrid es jugar a la alquimia del triunfo y el fracaso, es situarse en el ojo del huracán o subir al Monte Calvario, donde hay salvación o una cruz junto a unos clavos.

Ganarse la cruz no significa perder. Tan solo es aguantar más el peso de la púrpura. Ahí está el ejemplo de Talavante, con dos encerronas fallidas en 2009 y 2013, y nadie le considera un perdedor, como tampoco tienen esa etiqueta los recordados Antonio Bienvenida e Iván Fandiño, Luis Francisco Esplá, Curro Romero, Curro Vázquez, Enrique Ponce, Miguel Abellán y una larga lista de toreros que no pudieron triunfar en su apuesta venteña ante seis cornúpetas.
Encontrar la gloria, con lo difícil que es eso en Madrid, es encumbrarse a lo más alto del toreo, que nadie te pueda toser, coger galones sin perder, claro está, la exigencia de los públicos. Pero si en Madrid se triunfa, ningún empresario sevillano te va a dejar de segundo plato, ninguna casa de misericordia te va a obligar a ir a un cartel, porque el triunfador de Madrid elige y no se somete, nadie se va a atrever a dejarte fuera de un serial donde has sido triunfador y has reaparecido con un solo ojo…
Y de triunfadores también está la historia de las encerronas llena. Solo hay que mirar la hazaña de Gregorio Sánchez en 1960, que en una hora y veinte minutos despachó seis toros de Barcial a los que les cortó siete orejas. O las ocho orejas de Paco Camino en 1970. O los triunfos con los Victorinos de Andrés Vázquez, Ruiz Miguel, El Niño de la Capea, Roberto Domínguez y Manuel Caballero. La tarde de pundonor de Miguel Ángel Perera en la feria de otoño de 2008, las actuaciones de Antonio Ferrera en 2019 y 2021…….
La encerrona de las encerronas, la más mítica, la más recordada, el ejemplo en donde todo el mundo se apoya, fue el ocurrido el 2 de mayo de 1996. Ese día, José Miguel Arroyo “Joselito” puso la plaza de toros de Las Ventas a revienta calderas dando toda una lección torera. Y no es que los toros fueran los más colaboradores para el triunfo, pero el madrileño mostró una actitud sublime, con variedad capotera, con contundencia y solvencia ante las dificultades de los toros y con acierto con la espada. Cortó seis orejas. Con el tiempo, esta actuación ha ido cogiendo más peso aún. El festejo, que fue televisado en directo y en abierto por Telemadrid, es toda una joya en cualquier videoteca taurina.
El próximo 21 de mayo, para bien o para mal, la gesta de Paco Ureña quedará grabada en la historia de la plaza de toros de Las Ventas. Una gesta que, de momento, en sus días previos, no está contando con el calor que un torero que está llevando el nombre de la Región de Murcia por todos los confines del mundo taurino merece. Salvo contadas excepciones, véase el Club Taurino de Lorca, se echa de menos más implicación de la afición. Lo mismo pasa con la administración de esta comunidad que debía haber tratado el acontecimiento de otra manera, más allá del silencio.
También es verdad, que hubiera sido bonito ver la presentación de este festejo por la Región, para crear implicaciones, lazos y vínculos, tan necesarios para el apoyo. Véase el ejemplo de Carlos Alcaraz.
El 21 de mayo, la Murcia Taurina con Paco Ureña.
@elmuletazo