PACO UREÑA SALUDA DOS OVACIONES EN SEVILLA TRAS PASAPORTAR UN LOTE DE POCAS OPCIONES EN LA UNDÉCIMA DE ABONO DE LA FERIA DE ABRIL

En pleno jueves de farolillos, fecha emblemática de la Feria de Abril de Sevilla, la plaza de toros de la Maestranza registró una más que discreta entrada para presenciar una corrida de toros en la que tomaron parte los diestros Diego Urdiales, Cayetano y el murciano Paco Ureña, en sustitución de Emilio de Justo, para lidiar reses de la ganadería de los Hermanos García Jiménez.

Con un sol de justicia y la pena de ver la decadencia de una plaza que es santo seña de la tauromaquia, transcurrió la faena del primero de la tarde donde el bostezo fue la nota predominante. El toro de Matilla ya dio muestras desde el inicio que la bravura no corría por sus venas. Urdiales trató de lucirse con el capote, pero el animal, rajadito, sin entrega no le permitió dejar esas verónicas que tanto gustan al maestro Curro Romero, presente en la plaza. El riojano se justificó sin más en una faena que brindó a Emilio de Justo. Mató de estocada y golpe de verduguillo y escuchó silencio, mientras que el toro del mandamás de toreo se iba con pitos del respetable al desolladero.

El segundo salió de chiqueros sin fuerza y dobló varas veces las manos en un recibo limpio de Cayetano a la verónica. El nieto de Antonio Ordóñez llevó al inválido animal por conseguidas chicuelinas al paso que provocaron los primeros olés de la tarde. Tras un picotazo, Ureña se fue al quite dejando verónicas donde el animal besó el suelo en dos ocasiones más. Pese a la flojedad del animal, el público ni protestó, bendita cosa para el empresario que se ahorra pagar sobreros y desesperante para el que defiende la integridad y verdad de la fiesta. Así nos va. Véase el cemento de la plaza.

El hijo de gran “Paquirri” abrió la faena pegado a tablas con pases por bajo y un cambio de mano donde el ajuste brilló por su ausencia. Luego apretó al toro y se fue de nuevo al suelo. Cayetano jugó a ser enfermero, tirando líneas y dejando un trasteo vulgar en donde evidenció su falta de técnica. ¿Dónde estaban Ángel Jiménez y Oliva Soto? Tiró de efectismo Cayetano dejando algún pase de pecho suelto conseguido y poco más. Lo mejor fue la estocada con la que atronó al animal, de gran ejecución y de efecto fulminante. Sorpresivamente hubo petición de oreja, leve, pero la hubo. Con estas cosas, tic, tac, tauromaquia, tic, tac. Saludó una ovación como si hubiera cortado las dos orejas.

El tercero salió con ímpetu y eso lo aprovechó el lorquino Paco Ureña para dejar un esforzado quite a la verónica rematado con una buena media. El de Matilla dio muestras de flojedad y falta de fuerza en el tercio de varas, donde llegó a derrumbarse al salir del segundo puyazo. Durante el tercio de banderillas el toro volvió a doblar las manos y aquí si hubo protestas del respetable, pero el presidente se hizo el sordo y guardó el pañuelo verde como si fuera oro en paño.

Ureña, que brindó la faena a Emilio de Justo, torero al que sustituía, inició el trasteo en terrenos de tablas, dándole ventajas al toro para que se confiara y entrara en la muleta. Lejos de eso, el animal le ofreció embestidas descompuestas y poco entregadas. Poco a poco el de Lorca fue labrando una labor que cogió algo de vuelo por el pitón derecho donde el de Matilla se le desplazó algo más. Puso firmeza y valor el de Lorca para sobreponerse a las circunstancias y terminó sacando algún natural de uno en uno, dando el pecho y poniendo sobre el rubio albero la pureza que tanto le caracteriza. En un descuido el toro se lo echó a los lomos de fea manera, librándose milagrosamente de la cornada. Volvió a la cara para terminar justificándose y el público se lo reconoció. Para rematar la labor dejó una serie de naturales con el compás abierto que coronaron la notable labor del lorquino. Sonó un aviso antes de que dejara una gran estocada arriba que ejecutó con rectitud. El toro tardó en caer, cuando lo hizo se levantó en el momento en el que el puntillero se disponía a atronarlo, sonó el segundo aviso. El toro cayó en el límite del tercer aviso. Sevilla le sacó a saludar una ovación.

Diego Urdiales le zampó al cuarto un quite a la verónica con compás y mano baja que sacó la sonrisa de todos los que añoran al faraón de Camas. Fue algo de dulce, gloria torera. Cayetano replicó por el mismo palo, pero aquello no fue lo mismo. Este toro de Matilla, con más movilidad, permitió al torero de La Rioja dibujar una faena con puntazos de arte, pero que no terminó de romper. Tras un inicio donde se hizo con la embestida de un animal que calamocheaba demasiado, sacó el temple y dejó muletazos sueltos de gran hondura y majestad por manos pitones, pero las tandas no salieron redondas. Faltó conexión con el tendido que esperaba además del sabor, seis o siete muletazos seguidos con emoción. Tras rematar al toro con acierto saludó una ovación.

La lidia del quinto transcurrió sin pena ni gloria. El animal, un pan sin sal con movilidad, acometía a los trastos de manera muy informal, ofreciendo una embestida buena y doce malas. Con la muleta, Cayetano se esforzó en un trasteo que brindó a la hija de la recordada ganadera Dolores Aguirre. Le puso ganas el torero y terminó sacando algunas tandas buenas por el pitón derecho, de poco ajuste eso sí. Mató de estocada baja y la Maestranza lo silenció.

El castaño que cerró el festejo no se dejó torear con el capote y mostró falta de fuerzas. Hubo pequeñas protestas para su devolución, pero el presidente, lejos de beneficiar al festejo y al sufrido espectador y dejarnos ver al sobrero de “El Torero”, tiró por terminar de arrojar la tarde a pozo peñazo. Con un material nada propicio para el triunfo, Paco Ureña se fue a los medios a brindar la faena. El de Lorca empezó poco a poco a creer y el toro se unió a su fe. Sacó muletazos con garra por ambos pitones rematados por excelentes pases de pecho. En una serie de derechazos de gran verdad la música comenzó a sonar. Siguió por derechazos Paco, intentando que el diapasón del trasteo no bajara. Por el izquierdo, el torero consiguió naturales de mano baja, exponiendo mucho y toreando muy despacio. Con el toro ya parado, Ureña acortó las distancias, pegándose el arrimón y terminando de exprimir las pocas embestidas del de Matilla. Remató la faena de estocada entera efectiva. El público le agradeció el esfuerzo con una ovación con saludos, tras una leve petición de oreja.

Ficha:

Plaza de toros de Sevilla. Jueves 5 de Mayo de 2022. Corrida de toros. Feria de Abril. Undécima de abono.

Toros de Hermanos García Jiménez, bien presentados, flojos y deslucidos.

Diego Urdiales: Silencio y Ovación con saludos.

Cayetano: Ovación con saludos y Silencio.

Paco Ureña: Ovación con saludos y Ovación con saludos.

Entrada: Dos tercios de entrada.

Por Fran Pérez para @elmuletazo

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