Ayer sábado, 16 de abril de 2022, la localidad de Amareleja acogió una corrida de toros mixta a la usanza portuguesa en la que tomó parte el diestro de Las Torres de Cotillas, Emilio Serna. Junto al murciano hicieron el paseíllo los caballeros rejoneadores Tiago Carreiras, João Salgueiro da Costa y el practicante Antonio Núncio que se las vieron ante reses de la ganadería de Monte Cadema.
Emilio Serna, que estoqueó al tercer toro de la tarde, abrió su actuación con bonitas verónicas en el tercio rematando con una revolera que provocó una fuerte ovación del público. El de Monte Cadema lo puso difícil desde el inicio, causando el caos en el tercio de banderillas. Con la muleta, Emilio tiró del pundonor y la garra que le caracteriza, armando un trasteo variado que siempre tuvo conexión con el respetable. Serna arrancó la faena pegado a tablas, recetando derechazos de buena ejecución para inmediatamente después llevárselo a los medios. Allí el animal pesó más y cerró la persiana muy pronto. Poco a poco, por empeño del torero, el animal fue entrando en los trastos. El torero de Murcia dejó varias series de derechazos de buena factura rematadas con mejores pases de pecho. Por el izquierdo, Emilio se gustó, cerrando las series con un bonito pase del desdén y por espectaculares pases de pecho. Remató la faena con tres pases circulares. Tras finalizar la actuación el público consideró que su esforzada labor era merecedora de una vuelta al ruedo.




El caballero Tiago Carreiras abrió la tarde, ejecutando una faena con poca brillantez, sin llegar al público. Tardó en entender al animal, en una faena en la que sus monturas fueron demasiado tropezadas. Con su segundo oponente estuvo más acertado, en una labor a caballo que fue de menos a más
João Salgueiro da Costa, que venía de torear de Serpa por la mañana, le costó conectar con el respetable en el primer toro de su lote. Sin embargo, consiguió un gran triunfo con su segundo toro, donde la emoción fue la tónica general de su actuación. Ajustó muchos los encuentros, clavó arriba los hierros largos y puso los cortos en una vibrante lidia clásica en la que siempre cito de frente a frente a un buen toro de Monte Cadema.
Quien se encargó de cerrar el espectáculo fue el caballero practicante António Núncio, que realizó una labor notable a caballo, ejecutando una faena de menos a más. En cuanto fue soltando los nervios las cosas fueron saliéndole mejor, hasta completar una obra que le servirá para seguir evolucionando en este mundo del rejoneo.
Los forcados amadores de Évora y Póvoa de São Miguel deleitaron con sus entregadas pegas.
@elmuletazo