“Rafaelillo”, Javier Cortés -que sufrió una cornada este viernes en Linares- y Román trenzaban este sábado el paseíllo en la ciudad madrileña de Alcalá de Henares en lo que suponía la vuelta de los festejos taurinos al coso tras un lustro. Se lidiaba un encierro de Victorino Martín.
El torero murciano abrió su primera corrida de toros de Victorino de este verano, de las tres que tiene previstas, ante un animal de la línea ibarreña del hijo del recordado Paleto de Galapagar. En los primeros compases de la lidia el animal se quedó cortó por los dos pitones. “Rafaelillo”, siempre solvente, se lo sacó a los medios en el recibo intentado alargar las embestidas.
El del Barrio del Carmen inició la faena de muleta con pases por bajo, pero el Victorino le alertó en varias ocasiones que iba con el freno de mano echado. El torero le buscó las vueltas a su manera, con pundonor y valentía, para intentar llegar al tendido. El animal se revolvía en un palmo de terreno y la faena se hacía imposible. Mató de estocada corta y descabello. Saludó una ovación.
Javier Cortés hacía el paseíllo con las carnes abiertas por la cornada de ayer en Linares, pero se abrió de capa a las primeras de cambio y le sopló un manojo de verónicas al primero con mucho ritmo y compás. Igual que lo tuvo luego el quite a la verónica, en el que se empleó muy despacio el rubio torero. Mejor se comportó también el de Victorino en banderillas, donde se desmonteró Antonio Molina tras dos excelentes pares. En la muleta resultó áspero, pero más obediente al vuelo que manejaba Cortés con largura y con mucho ralentí, a pesar de que tendía a quedarse debajo del trapo el cárdeno. Valeria r y verdad fueron las armas de un torero que le dio dulzura de trapo a la seria arrancada del animal. Enorme Cortés en el trazo y en el sitio. Pero hubo un pinchazo previo a la estocada, y en oreja quedó la concesión.
El tercero, vareado y serio de expresión, embistió con franqueza y repetición en el percal de Román, que ganó el paso con seguridad hasta el remate de media. Luego empujó el animal en el penco en dos puyazos brillantes de Chocolate. Pero en la muleta hubo que imponerse a la exigencia del toro, y lo hizo Román con mucha convicción. Tragó coladas, consintió las mil pruebas que le puso el cárdeno y le dio lidia firme al Victorino hasta que fue suyo. Y entonces fue todo muleta al morro y dibujo largo, larguísimo. Tanto como le permitía el animal. Hubo parones que soportó con espartano valor el valenciano, que mató de media muy agarrada y descabello para pasear una oreja.
Humillado, con entrega y hasta con clase le embistió a Rafaelillo en el capote el cuarto, una pintura entipada y fina que empujó en la arrancada para que le endilgase el murciano verónicas primero y chicuelinas después, cuando la brava pelea en el peto ya había ahormado la embestida, mucho mas templada ahora. Fue buena la lidia de Abraham Neiro, que dejó al toro listo para iniciar la faena de muleta. A Cortés brindó Rafael, como lo había hecho Román, pero cuando regresó a la cara se encontró con tanta exigencia como clase en el cárdeno, que vendía caro el extraordinario fondo. Tardó en entenderlo el murciano, pero cuando lo hizo volaron largos los naturales, que el toro tomaba siempre muy despacio. Un final arrebatado sirvió para conectar con el tendido, igual que la estocada contraria pero efectiva que le valió una oreja.
El quinto, fino de cabos, degollado y de lomo recto, venía mejor que se iba en el capote de Javier Cortés, que desistió de brillar cuando le vio echar las manos por delante. Y eso que humillaba el animal durante el escaso tramo que duraba su arrancada. Excepto en la capa de Antonio Molina, que supo lidiarlo con suavidad y largura. Muy pronto lo entendió Javier Cortés, que no le buscó la ligazón fácil, sino la horma. Se asentó el madrileño en los talones para ir buscando el toreo en muletazos sueltos o de dos en dos. Siempre torero, siempre llenando un escenario que ya era suyo a esas alturas. Pero llegó el acero y se empeñó en emborronarle una noche que tenía conquistada con el trapo. Ovación.
Escurrido de carnes, pero con dos guadañas por delante el sexto, que se quedó con el percal de Román en un asta. Dos puyazos severos se llevó en el penco, donde nunca rehuyó la pelea pero tampoco se entregó a ella. Cortó los viajes en banderillas y llegó sin definir a la muleta, con la que los doblones de Román en el inicio le explicaron quién ponía las normas. Pero también le concedió el valenciano el sitio que pedía el animal y el ritmo que demandaba. Lo trató con suavidad y sin amontonarse, con derechazos sueltos de categoría superior. Una estocada fulminante rubricó el triunfo del valenciano. Oreja.
Ficha:
Plaza de Toros de Alcalá de Henares (Madrid), Sábado 28 de agosto de 2021.
Toros de Victorino Martín.
“Rafaelillo”: Ovación y Oreja.
Javier Cortés: Oreja y Ovación.
Román: Oreja y Oreja.
Entrada: Mitad del aforo permitido cubierto.
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