Don Juan Haro, falleció en el día de ayer miércoles a los 85 años de edad. En su recuerdo hemos querido recuperar esta entrevista, realizada por nuestro codirector Pedro M. Mellinas hace unos años, en la que queda patente el amor por su nieto, el torero de Calasparra, Filiberto Martínez. A buen seguro, que desde el cielo, Don Juan estará apoyando a su nieto en lo que le resta de carrera taurina. Y en Moralzarzal, en la Copa Chenel, Don Juan estará el primero.El velatorio del abuelo de Filiberto se está realizando en el tanatorio de Calasparra y el sepelio será este jueves, 23 de febrero, a las 5 de la tarde.
Si alguien conoce cómo se fraguó la afición del novillero calasparreño Filiberto, ese es su abuelo materno. Nuestro protagonista nació en Calasparra el 8 de julio de 1937. A los 22 años emigró a Madrid, donde trabajó durante 25 años. Regresó definitivamente al pueblo que lo vio nacer para dedicarse desde entonces, en cuerpo y alma, al cultivo del arroz. Hoy su nombre y el de sus hijos es una marca mundialmente reconocida.
Lejos de encontrarnos a un hombre disfrutando de la maravillosa vista que ofrece el coto arrocero desde la Finca “El Puerto”, donde se desarrolla la entrevista, descubrimos a un empresario comprometido y ocupándose en primera persona de que todo salga como es debido.
En primer lugar nos interesamos por saber de dónde le viene a Juan Haro la afición a los toros:
“Recuerdo haber visto alguna corrida en Calasparra y alrededores de niño, pero cuando realmente yo me aficioné a los toros fue cuando estuve viviendo en Madrid. Allí vi torear a grandes toreros como Paco Camino, Diego Puerta, El Viti, Andrés Vázquez…acudía con mis amigos a los toros en San Isidro y a las corridas de toros que se daban durante todo el año. Regresé al pueblo en los años 80 y entonces Calasparra no destacaba en lo taurino. Dejé de ir a las plazas con asiduidad. Quién realmente ha vuelto a revivir en mi la afición a los toros ha sido mi nieto”.

Cuando habla de Filiberto le cambia el tono, se le ilumina la mirada, se olvida hasta de que el arroz lo tiene en seco en un momento crítico de la cosecha:
“Con 10 años comenzó a irse los veranos a una pequeña ganadería que tiene mi cuñado Carlos Serrano en Chozas de Canales (Toledo). A él le gustaba ir allí, echarle de comer a la vacas subido en el remolque…Además en esa casa son grandes aficionados y están todo el día hablando de toros, hay carteles y ambiente taurino por los cuatro costados. Eso le llamó la atención desde niño y ahí fue donde se aficionó. Pasó de torear de salón a echarle alguna vaca. El estilo, la forma de rematar los pases que tiene, ya se le veía desde niño”.
De lo que apuntaba el joven Filiberto pueden dar fe, entre otros calasparreños, el presidente del Club Taurino de Calasparra Francisco García o Juan Vicente Rubio, que le vieron dar sus primeros pases en la finca toledana. Aquella afición trascendió a la familia, que trató de canalizar el deseo del joven dándole una oportunidad en una escuela taurina cuando tenía 13 años de edad. Prosigue su abuelo:
“Existía la posibilidad de la Escuela Taurina de Murcia pero optamos por la de Hellín, en Albacete, al estar más cerca de Calasparra. Además yo tengo un hijo y un piso allí y me resultaba más fácil. Hice amistad con el maestro de la escuela, Manolo Martínez, y con su director, el matador de toros albaceteño Sergio Martínez. Cuando lo vieron la primera vez, ni Manolo ni Sergio se creían que Fili no hubiese estado en ninguna escuela taurina anteriormente. Yo lo llevaba 2 veces en semana a la escuela. Allí tuvo la ocasión, durante aproximadamente año y medio, de tentar en ganaderías y de torear en clases prácticas”.
Pronto comenzó a destacar:
“Manolo Martínez me dijo entonces que tenía que dejar Hellín y pasar a la Escuela Taurina de Albacete. Al poco tiempo de estar allí, fue cuando nos dimos cuenta que tenía posibilidades de poder llegar algún día a ser profesional del toro. A Albacete ya lo llevaba fundamentalmente su madre, ya que se volvía tarde y yo hace años que no conduzco por la noche”.
A partir de entonces la historia comienza a ser más conocida por los aficionados. Su actual apoderado Gonzalo González lo conocía con anterioridad y decidió apostar por él tras verlo en Pozohondo cuando apoderaba a Miguel Tendero. Comenzó a llevarlo a los tentaderos junto al matador de toros albaceteño, hasta que se centró definitivamente y en exclusiva en la carrera del joven de Calasparra. Después llegó su triunfal paso por el certamen “Soy Novillero” de Castilla La Mancha TV y su debut con caballos.
Continuamos nuestra conversación con Juan Haro entre los arrozales de “El Puerto”, preguntándole por las personas que más han influido en su nieto hasta ahora. Contesta con rapidez, como si 1.000 veces hubiese reflexionado sobre ello:
“Pedro Merenciano y su familia junto a su maestro en Hellín, Manolo Martínez, y su tío Carlos Serrano, han influido mucho en él. Por supuesto también ha sido muy importante el apoyo del Club Taurino, del pueblo de Calasparra y de los aficionados que le siguen de muchos otros lugares. Él y toda la familia estamos muy agradecidos sobre todo a su peña. Además por supuesto ha sido fundamental el apoyo de sus padres”.
Este año será la primera vez en la historia de la Feria Taurina del Arroz que un calasparreño dispute el prestigioso trofeo Espiga de Oro. Para Filiberto su pueblo es especial, como demostró el Día de los Santos. Le preguntamos a Juan Haro si también lo es para él.
“No hay nada más que ver lo que mueve mi nieto allí donde torea, los autobuses que se desplazan. Aquí será la cuarta vez que toree y la primera en la Feria Taurina del Arroz. Es tal la afición que hay en Calasparra, y lo volcado que está el pueblo con él, que será difícil para mí templar los nervios ese día. Tanto mi mujer como yo como sus padres, cuando vamos a los toros fuera del pueblo, nunca decimos quienes somos, nos sentamos entre la gente y nos gusta escuchar lo que la afición opina cuando lo ve torear. Te puedo asegurar que alguna vez no he sacado ni el pañuelo cuando muchos aficionados en la plaza sí lo hacían”.
A la tercera vez que insistimos va la vencida, después del cuarto cigarrillo, tras confesar que no tiene ni una foto de toros ni de su nieto en su casa, es cuando el abuelo se entrega y expresa sin tapujos lo que siente al ver torear a su nieto:
“Filiberto es un novillero distinto. La elegancia, el valor verdadero, la forma de andar por la plaza, la claridad, la seriedad, como liga los muletazos, la mano izquierda que tiene, y el torear centrado en el toreo fundamental, creo que son las condiciones que mejor lo definen. Además él se pasa todo el día viendo y leyendo de toros y no para de aprender.
Pero yo de lo que más orgulloso me siento es de cómo es dentro y fuera del ruedo. Él no ha quedado mal nunca hasta ahora. Puede haber cortado trofeos o no, pero ha dado la cara y quedado bien siempre que ha toreado”.
Con la humildad que le caracteriza, este admirador del flamenco, de Pepín Jiménez y, sobre todo, de su nieto, recordará para siempre los momentos vividos junto a él.
Desde El Muletazo trasladamos nuestro más sincero pésame a familiares y amigos.
@elmuletazo