Hacía su trabajo como el mejor el pasado domingo en la novillada de la “Espiga de Plata” de Calasparra. En el callejón limpiaba los estoques y cuidaba el esportón como si de Juanvi de la Calle, Cándido o Alfonso García se trataran. Arreaba a su jefe de filas con esa sutileza de los mejores. Le salía una sonrisa cuando se redondeaba algo en la plaza y se preocupaba cuando su novillero no terminaba de cogerle el aire a su novillo. De ser hombre no hubiera llamado para nada nuestra atención, pero allí estaba ella para romper los clichés de la tauromaquia.
Afortunadamente, la mujer ha pasado de ser ese mero personaje al que se le bridaban los toros o de la que se enamoraban los toreros a participar activamente del espectáculo taurino. Habíamos visto toreras y novilleras, pero nunca una moza de espadas. Diena Zamorano fue todo un descubrimiento, una alegría y aire fresco en un mundo que necesita la cordura y el buen hacer del género femenino y dejarse del proceder de algunos matones de callejón.
Diena es mujer del banderillero Jesús Carvajal “El Maqui” y ha decido pasar de estar rezando en una tarde de toros y esperar noticas de la plaza, a vivir desde dentro, con sus virtudes y sus defectos, el espectáculo taurino. Va a las órdenes de Agustín Sánchez García Palacios, novillero de Huelva vinculado a la casa Albarreal, que, si bien no tuvo suerte en Calasparra en la “Espiga de Plata”, si pudo cortarle las orejas ayer a un novillo en su presentación como novillero en la plaza de toros de Huelva: “Tiene la misma edad que mi hijo, lo conozco desde pequeño y lo quiero como si fuera mi hijo también”, relatada Diena.
Preguntada por si su labor es complicada comenta: “Esta profesión tiene sus cosas. Lo bonito es la toalla en el callejón, ver a tu jefe de filas triunfar, pero es una labor en la que lo tienes que tener todo preparado. Tienes que llevar una cuadrilla de hombres y que ellos no se preocupen por nada”.
@elmuletazo / Fotos: Pedro Laforet
El Muletazo 