Se merece tener una tarde de gloria en Murcia, en La Condomina, en esa plaza donde un día nació su pretensión de querer ser torero. Si la tauromaquia fuera justa, si los que la integran se dejaran de intereses absurdos, debería recompensar a Emilo Serna con uno de sus sueños. Una tarde y que pase lo que tenga que pasar.
Abandonó su pueblo natal, Las Torres de Cotillas, camino a Perú para no tener que abandonar la profesión. Y allí, en el país hispanoamericano hermano, consiguió el sitio que en España se le negaba. Es un torero respetado, y encima este año lleva una racha de triunfos brutal. Sus actuaciones se cuentan por Puerta Grandes. Eso se nota en su agenda. Tiene por delante cuatro tardes seguidas en las ferias de Celendin y Huallanca, los días 30 y 31 de julio, y 1 y 2 de agosto. Estos días irá sumando más fechas en su Perú, donde además de forjar su carrera ha armado una familia.
Pero, además, Emilio le ha abierto camino a otros toreros españoles que han decidido afrontar la aventura peruana. Buen torero, buen amigo y gran embajador de la cultura murciana en Perú.
Dicen que se merece un reconocimiento por tanta fe y tanta entrega para no bajarse del carro taurino, pero el mejor reconociendo sería ver su nombre anunciado en los carteles de la capital de nuestra comunidad. Lo mismo lleva más gente que Ferrera.

@elmuletazo