Tras su paso el pasado viernes por la ganadería de Domingo Hernández, donde tentó dos vacas a campo abierto de manera extraordinaria (ver reportaje aquí), el matador de toros Jorge Martínez, se trasladó al día siguiente, sábado 22 de febrero, hasta la finca «Tellosancho» de la ganadería de Valdefresno, que se vistió de gala para recibir al joven y prometedor torero y a parte de los socios y simpatizantes del Club Taurino de Lorca que visitaron esta vacada propiedad de Nicolás Fraile, cuna de la dehesa salmantina, con sus encinas centenarias y su paisaje bucólico, y que, por cierto, pese a su palmarés, nunca ha lidiado en la Región de Murcia.
La mañana invernal, rezumante de humedad tras un episodio de lluvias nocturno, pero con el campo bello a más no poder, verde y llamando a las puertas de la primavera; convertía el lugar en el escenario perfecto para conocer las bondades del campo bravo, los entresijos de esta ganadería de encaste Atanasio y Lisardo Sánchez, y a la vez, para disfrutar de un tentadero que prometía emociones y bravura.
Jorge Martínez, vestido de corto, llegaba a la finca con la serenidad y el temple que lo caracterizan, dispuesto a agradar a su “gente” de Lorca, pero con la responsabilidad de estar en una casa donde la seriedad y el buen gusto reinan. El ganadero observaba con atención desde el palco de la plaza de tientas el juego de sus dos vacas, pero a la vez, el estado de un torero, casi desconocido por esta zona castellana.
El juego mansito y con dificultades de los animales tentados no frenó lo que es toda una certeza, y sorpresa para el que lo ve por primera vez, Jorge Martínez está en un momento cumbre. Con el clasicismo por bandera, pero con el recurso del valor, del temple y de la ambición
Exprimió las embestidas de las dos vacas con determinación y mando, buscando la ligazón y el toreo profundo y de verdad, algo que conquistó al ganadero que lidiará este año 3 corridas de toros y 4 novilladas con picadores. Precisamente, el 22 de junio, enviará sus toros a Las Ventas, festejo que todavía no tiene cartel y que, por lo presenciado en el campo, Jorge Martínez no desentonaría para nada en la terna que la empresa cierre.
Al finalizar el tentadero y tras la conversación del juego de los animales con el ganadero, Jorge Martínez se retiraba de la plaza de tientas con la satisfacción del deber cumplido y la certeza de haber vivido una jornada inolvidable en «Tellosancho», un paraíso en pleno campo charro.
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