Los más jóvenes no lo recordarán, pero hubo un tiempo en que un Romero de Murcia causaba sensación. En los corrillos de “Las Ventas” se hablaba de un espigado torero, pelirrojo, que tenía pellizco y una distinción especial. Más de 20 años después, todavía es añorado por los más veteranos y exquisitos aficionados de la primera plaza del mundo, en estos tiempos en los que cada día cuesta más encontrar a toreros distintos. Alfonso lo era toreando y lo es hablando. Cuida cada palabra durante la entrevista, se expresa como toreaba, con elegancia.
Le preguntamos en primer lugar por cómo surgió la idea de reaparecer, aunque sea por un día, en un festival en La Unión.
«Yo no lo tenía pensado. Un día hablando con Pepe Soler y Rafaelillo me dijeron que este año se cumplían 25 años desde que tomé la alternativa y me preguntaron si tenía pensado hacer algo. Les dije que no. Entonces ellos me dijeron que si me apuntaría si hacían algo. Les tengo tanta admiración y respeto que les dije que sí, y así surgió el que yo torease el festival del sábado»
Le hemos visto en algún vídeo preparándose y da gusto verle torear…
«¡Bueno! Quiero estar bien en La Unión, disfrutar y que disfruten viéndome»
No me diga usted que no le hacía ilusión…
«Le aseguro que no. Ni siquiera me apetecía hacer nada para conmemorar mi alternativa, hasta que ellos me lo propusieron. Es verdad que después también me apetece por mis hijos, que ellos no me han visto torear. Ven en casa cabezas de toro, vestidos, etc…, pero no me han visto nunca torear»
Hubo un tiempo en que Rafaelillo y Alfonso Romero eran inseparables.
«Somos de la misma promoción de la escuela taurina de Murcia y somos amigos desde entonces»
Alfonso Romero Caravaca, hijo del matador de toros del mismo nombre, era un torero de corte artístico, de pellizco, de arte…
«Siempre tuve mi concepto de toreo muy claro y disfrutaba cuando me ceñía a esa forma de interpretar la tauromaquia, aunque a veces la presión, la necesidad de cortar las orejas, me hacía salirme de esa línea»


El 7 de abril de 2012, actuando como padrino de alternativa de Francisco Montiel y saliendo por la puerta grande, tras desorejar a su primero, Alfonso Romero se quita por última vez el chispeante…
«Había perdido la ilusión, ya no me gustaba lo que veía, el ambiente, no estaba cómodo y siempre me ha gustado irme de los sitios ante de que me echen y eso hice. Me fui en silencio»
Se marchó sin despedirse, ¿nunca pensó en regresar a los ruedos?
«Nunca he pensado en volver ni pienso hacerlo. De hecho, al principio, de vez en cuando, iba al campo alguna vez, pero dejé de ir porque nunca me ha gastado eso de ver toreros retirados dando vueltas por el campo, quitando el sitio de alguna manera a los toreros en activo y a los jóvenes que sueñan con ser toreros»
Tampoco se prodiga usted por las plazas de toros y menos por los callejones…
«Eso nunca lo he hecho. Cuando decidí quitarme tuve mis años de frustración, de resquemor y de duelo. En esos años analizaba mi carrera, lo que había hecho, lo podía haber sido y no lo pasé nada bien. A día de hoy puedo afirmar que estoy curado. Admiro la tauromaquia, la profesión y a mis compañeros. Los admiro tanto, que me cuesta pensar que yo he estado ahí»
En Murcia usted fue un ídolo y en muchas otras plazas, como la de Madrid.
«Siento el respeto de los aficionados. Solo tengo palabras de agradecimiento hacia ellos. Por donde voy recibo el cariño de la gente y eso me llena por dentro»

Excluyendo los toreros murcianos, ¿Quiénes han sido y son sus ídolos?
«Disfruto con muchos gestos, con un lance…aunque siempre he tenido claras las fuentes en las que he bebido y esas son el maestro José María Manzanares y Finito de Córdoba. Ahora hay un torero, Juan Ortega, que yo creo que solo hemos visto de él la punta del iceberg de lo va a ser capaz de hacer»
Alfonso Romero hoy es feliz, rodeado de su familia, trabaja como bombero, pero seguro que también será un bombero distinto, porque este Romero es un artista, haga lo que haga.
Recordamos a nuestros lectores que la cita es este sábado el sábado 12 de octubre, a las 4 y media de la tarde, en La Unión, en un festival benéfico. 5 novillos de Nazario Ibáñez serán estoqueados por los matadores de toros Manuel Cascales, Rafael Rubio «Rafaelillo», Alfonso Romero y Rubén Pinar. El quinto será para el novillero Cristóbal Ramos «Parrita».
El Muletazo @elmuletazo
