«Cobradiezmos» de Victorino Martín salió a la plaza de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, guapo, con unos andares que hacían presagiar que iba a ser un gran toro. El animal embistió por derecho y a más en la muleta de Manuel Escribano, y la tarde Sevilla se convirtió en resurrección. Las lágrimas de alegría, las caras de gozo, los abrazos de verdad, inundaron los tendidos sevillanos ante tal derroche de bravura. Era la fiesta que todos queremos. Era el toro soñado acometiendo fiero en la realidad para entrar directamente bañado en oro en la historia del toreo. El animal indultado, mejor indultado de todos los tiempos.
Corría el mes de abril del año 2016, y desde entonces, el toro siguió derrochando bravura en los cercados de “Las Tiesas de Santa María”, dejando su semilla para el futuro en la ganadería de Victorino Martín García.
Fiel a la batalla, y a la lucha, pese a sus años, el animal ha fallecido víctima de una pelea con sus otros compañeros de cercado. Su nombre siempre estará unido a la gloria de la fiesta de los toros.
Deja, en palabras del ganadero, «una amplia y contrastada descendencia con la que seguiremos trabajando»
@elmuletazo
