«Lo pasé fatal», es lo primero que nos cuenta el matador de toros Domingo García “Dominguín” cuando le peguntamos por como vivió la dramática situación acontecida ayer en la plaza de toros de “Los Felices”. El lorquino está asimilando todavía el tema. No cenó, no ha desayunado y tampoco se ha comido el bocadillo que le ha preparado su mujer para almorzar: «No me entra nada ahora mismo»
El lorquino, segundo de a bordo de la escuela “Amigos del Toreo”, vio como uno de sus alumnos, David Pardo, casi se deja la vida en un descuido: «Por la mañana estuve hablando con él y le dije que esas cosas no eran necesarias. Que si quería poner banderillas que pusiera tres pares bien puestos, pero que no veía eso de partirlas…»
Pero David las partió y los arpones fueron directamente a la femoral. Después, a correr… «No sé si serán cosas de la providencia, pero si cuento esto mucha gente no se lo creerá. Tres cuartos de hora antes de que ocurriera todo lo que lamentablemente aconteció estuve hablando con el médico que cubría el festejo, Ramón Lirón, que es muy amigo mío; y le di la enhorabuena por lo que consiguieron hacer en Calasparra. Tenía yo una duda y le pegunté por como había que actuar en casos extremos, porque hay muchos que dicen que meter la mano en las heridas en peor, porque crea trombos. Muy amable me dijo que en casos de heridas tan graves no tuviera miedo en meter la mano, que presionara a tope con el puño, que de los trombos ya se encargan los médicos, pero que es vital cortar la hemorragia, eso es lo que salvo a César Pacheco. Pero a esas alturas que iba a saber yo que esa enseñanza la iba a tener que poner en práctica unos minutos más tarde»
El espectáculo transcurría de modo amable, había respondido la gente, Iker Ruiz había estado bien con el 1º, y de repente, la sorpresa en forma de parca: «Cuando vi el plaf, plaf, plaf, de la sangre, que el muslo era un aspersor, enseguida comprendí que con los arpones se había roto la femoral. El tema es que partió el par al revés y, lógicamente, de la inercia a la hora de quebrar los palos, fueron a parar a su muslo izquierdo. David vio el tema y quiso quitárselos. Fue cuando se quitó el primer arpón cuando se llevó la femoral por delante, seccionada entera»
El desconcierto se adueñó de la plaza, pero había que reaccionar: «Me tiré corriendo hacia él y atiné a meter la mano en la herida. Noté que la sangre se paraba, pero como íbamos corriendo por el callejón, porque había un desconcierto para saber donde estaba la enfermería, la mano se me escapaba. Cada vez que la mano resbalaba, salía un chorro descomunal de sangre para arriba. El mozo de espadas, Cercadillo, y yo nos pusimos hechos un Cristo, pero merecía la pena, conseguimos salvarle la vida al crío. Fuimos avispados»
La heroicidad también se paga y “Dominguín” se vació de energía para salvar a su alumno: «Cuando llegué a la enfermería le dije al médico que iba pinchándome, y es que David llevaba todavía un arpón metido en el muslo izquierdo. Cuando me dejaron quitarle la mano los médicos, me salí fuera de la enfermería. Y cuando me estaba lavando, me mareé. Si no llega a estar un amigo mío al lado me caigo redondo al suelo. Yo creo que fue por el susto que me pegue»
Hay un momento que no se le olvida Que va a tener que madurar poco a poco. Son los minutos donde el corazón se debate entre seguir latiendo o no: «En el traslado a la enfermería miraba al chaval y vi que se le iba la cabeza para atrás. Me temí lo peor. En mi cabeza solo estaba la frase de “Se va, se va, se va”. Llevamos un susto muy grande. Menos mal que todo ha quedado ahí»
Tiene ahora el maestro la tranquilidad de que su alumno está ya fuera de peligro: «Los médicos han realizado un gran trabajo. Está estable, tiene riego en la pierna. Siempre con la debida precaución que hay que tener con una herida de esta magnitud. El angélico es de los que está con nosotros en la escuela de “Amigos del Toreo”. El día de antes estuvo de sobresaliente en Mula y le puse yo el añadido y le apreté los machos del vestido de luces. Menos mal que ha sido un susto. Si le lleva a pasar algo…»
Domingo no quiere gracias ni enhorabuenas, pero si se emociona al ver como el padre de David Pardo le agradeció el hacer posible que su hijo siga con vida: «Su padre anoche no sabía cómo darme las gracias. Los médicos le tuvieron que meter 4 litros de sangre. Su vida estaba que pendía de un hilo. No sé qué hubiese pasado si esto pasa en otro lado»
El de Lorca dejará ahora a un lado en el recuerdo sus tardes de gloria en los ruedos, su mejor triunfo llegó ayer: «Si he salvado la vida a David es lo mejor que me puede haber pasado. No te puedes imaginar como me siento, de verlo que está vivo gracias a nosotros. Yo creo que es la mejor faena que he hecho en toda mi vida. La mejor faena y la mejor lidia que he hecho en toda mi vida es salvar a una persona»
F.P @elmuletazo / Foto: Laforet
