La plaza de toros monumental de Pamplona acogió este sábado, 13 de julio, la penúltima corrida de toros de la Feria de San Fermín en la que fueron protagonistas los espadas Rafaelillo Rubio «Rafaelillo», Noé Gómez del Pilar, Juan de Castilla y los toros de encaste albaserrada del hierro de José Escolar Gil.
«Coralero» de la ganadería abulense abrió plaza para que el murciano «Rafaelillo» lo saludara con una larga cambiada de rodillas, para después sacarse el toro hacia los medios, intentando abrirle los caminos. Humilló mucho en el recibo el de José Escolar, al que llevó al caballo «Rafaelillo» por verónicas. Tomó una vara larga en el primer encuentro con el jaco y luego se dejó pegar sin más en el segundo encuentro con la cabalgadura. Tres chicuelinas y una verónica dejó Gómez del Pilar en el quite.
Se lució Juan Sierra con los palos, clavando dos pares arriba.
Brindó el torero de Murcia en los micrófonos de la televisión a su banderillero José Mora, cogido de gravedad el pasado domingo en Ceret.
El de José Escolar pidió el carnet demasiado pronto. En el inicio, «Rafaelillo» le robó buenas series de derechazos rematadas con buenos pases de pecho, pero el toro se acabó pronto y empezó a sacar peligro. Por el pitón izquierdo no tuvo ni un muletazo, llegando incluso a arrancarle los machos de la taleguilla al torero de un pitonazo. Mostró valentía «Rafaelillo», que mató de una estocada arriba de gran ejecución que tiró al toro sin puntilla. El público agradeció su labor pidiéndole un trofeo. La presencia lo concedió sin mostrar oposición.




Al toro de su debut lo saludó Gómez del Pilar con un largo lancear que fue acomodando al animal a su forma de torear con mucha decisión, pero al colocarlo al caballo lo arrolló por sorpresa y a punto estuvo de echarle mano. No tuvo entrega en el peto y no puso problemas a la hora de banderillear, pero tampoco fue un dechado de virtudes. Sí tuvo más Noé, que le aprovechó la nobleza en un saludo genuflexo, muy torero, y en un par de series bien armadas, mientras se iba orientando el cárdeno. Y lo sacó cuando tomó la muleta al natural Noé, visitándole el pecho en un momento de confianza. De ahí en adelante todo fue pasar con la cara natural, sin una brizna de entrega y ni una pizca de emoción en la embestida aburrida. Lo mató de estocada desprendida y escuchó palmas.
Fue solvente y asentado el saludo a la verónica de Juan de Castilla al toro de su debut, al que picaron muy mal en ambos puyazos. Sin embargo, la decisión del colombiano en un fulgurante inicio de rodillas en los medios, con cinco derechazos y el de pecho antes de levantarse. Continuó por ese palo dejando al animal sin más opción que embestir a la muleta de un Juan de Castilla que pareciía un matador consolidado. Peor al natural embestía el cárdeno, que se venía más por dentro y bolvía sobre las manos. Un final de molinetes de rodillas y demás alardes dejó paso a una estocada desprendida que rubricaba una faena muy completa que llegó al tendido.
El cuarto fue un toro alto, largo y fino de todo, desde los pitones hasta las pezuñas, pero hubo que sosegarle el brío sin ritmo en una lidia por abajo. No fue el toro nada en toda la faena, porque pronto, demasiado pronto, decidió reponer y dejar de entregarse hasta que terminó por pararse y allí se acabó la faena. Anduvo con decoro con él el murciano, pero no le sirvió para triunfo alguno. Una estocada desprendida no le dio para pasar del silencio.

El quinto era un tren, cornipaso y serio, en el tipo del encaste, pero echando las manos por delante, no humillando nada y aburriéndose pronto de la pelea en el capote. Y luego, sin embargo, empujó con genio en el primer puyazo, para quedarse pegando cabezazos en el peto en el segundo encuentro. Expuso Víctor del Pozo en banderillas y fue cogido, sin consecuencias graves, a la salida de un par. Se mantuvo en el ruedo con un varetazo en el glúteo. Con la muleta lo tuvo que sobar mucho Noé, abriéndole la intención con muletazos ayudados para terminar pegando un par de series ludas de mucho mérito ante un animal que nunca lo puso fácil. No tuvo humillación ni entrega, y bastante hizo el torero con robarle muletazos que parecía no guardar. Epilogó el trasteo con unas manoletinas y un mal uso del acero que impidió la petición de premio.
El sexto, el mejor hecho de la corrida, salió regateando de chiqueros, donde lo esperaba de rodillas Juan de Castilla para la larga cambiada y un decidido saludo a la verónica, que tomó muy humillado. Tuvo buen empeño en varas el animal, con dos puyazos muy medidos, y también en el capote de Óscar Castellanos. Se aplasta pronto el torero, que le ve el pitón izquierdo y cierta calidad, pero de mucha viveza y con poco castigo, que no permite ni un error. Te embiste dos veces bien y una por dentro y desarrolla sentido, a pesar de la firmeza de Juan. Le da tiempo porque lo quiere muy vivo y lo mete muy bien por abajo a diestras, muy gobernado. Es por ahí por donde le plantea la pelea el colombiano, exponiendo mucho siempre con inteligencia para lucirlo. Pero le hizo guardia la espada y se perdió el premio.
Ficha:
Plaza de Toros de Pamplona (Navarra) Sábado 13 de Julio de 2024. Penúltima corrida de toros de la Feria de San Fermín.
Toros de José Escolar Gil, bien presentados, peligrosos y de juego desigual. Noble pero con poca duración el cárdeno primero; pasador de cara a su aire el segundo; de buen pitón derecho el importante tercero; remolón y agarrado al piso el cuarto; medidor y reponedor el complicado y serio quinto; codicioso y enrazado el importante sexto.
Rafael Rubio «Rafaelillo»: Oreja y silencio
Gómez del Pilar: Palmas y silencio
Juan de Castilla: Oreja y ovación
Entrada: Lleno
@elmuletazo. Marco A. Hierro para Cultoro y El Muletazo / Fotos: EFE Jesús Diges
