El pasado 26 de febrero, cuando se pusieron a la venta las entradas para la corrida de inauguración de la plaza de toros de Lorca y estas se agotaron en poco más de tres horas, se quedaron con las ganas. A muchos les pilló de sorpresa, no pensaban que la encerrona de Paco Ureña ante seis toros de diferentes ganaderías iba a tener tanta demanda. Cuando fueron a sacar la localidad, ya no había. A otros les dolió aún más, cuando tras aguantar dos horas de cola les dieron con el cierre de la taquilla, por ausencia de boletos, en las narices.
Hay gentes que han desistido y han aparcado las ganas de ir a los toros en la reconstruida plaza de toros de Lorca para otra ocasión, pero todavía, por raro que parezca, y por la situación por la que atraviesa la tauromaquia, existen aficionados que se atreven a pasar toda una noche, y además fría, a la intemperie para tratar de ser los afortunados que consigan alguna entrada de ese 5% que se pone a la venta el día del festejo. Era eso o ir a la reventa, que, en esta ocasión, está siendo descarada porque los reventas están ofreciendo localidades por más del doble de su valor.
Desde ayer viernes a mediodía, apertrechados con víveres y sillas de playa, un grupo de aficionados han acampado junto a la taquilla del Coso de Sutullena, situada en la Alameda Corregidor Lapuente, para conseguir las entradas deseadas y poder ser partícipes de un día histórico para la tauromaquia en la Región de Murcia, y en particular, para la Ciudad del Sol. Este sábado, Dios mediante, obtendrán su recompensa a partir de las 10 de la mañana, hora en la que se abrirá la taquilla para vender las 200 entradas disponibles (hasta 4 por persona).
La afición mueve montañas. Esta brutal expectación para un festejo taurino no se ha conocido en Lorca. Ni los más viejos recuerdan este impacto. Por eso, ante esta situación, es fundamental cuidar a los aficionados, ellos son los que pagan, los que comparten noticias en las redes sociales dinamizando así la tauromaquia, los que se alegran de los triunfos de los toreros, los que mantienen la llama taurina encendida en sus pueblos a través de clubes o asociaciones, y los que, por encima de prepotencias, postureos y demás familia viviente en el cuerpo humano, mantienen el tinglado taurino. Jesús dijo, según el Evangelio de San Mateo, aquello de «Dejen que los niños se acerquen a mí. No se lo impidan, porque el reino de los cielos es de los que son como ellos», también sería importante que algunos profesionales taurinos, empresarios y toda la prole del planeta de los toros reconvirtieran esta frase, y entendieran que sus niños son los aficionados. Si eso no se entiende, luego llegan los cuatro gatos y el cemento.
En su resurgir, Lorca tiene la oportunidad única de ir de la mano de la afición. Si eso no sucede el error puede ser muy grave y la tauromaquia no se lo puede permitir.
@elmuletazo
