LAS ENCERRONAS DE SUTULLENA, DE «GUERRERITO» A PACO UREÑA

La noticia de la apertura de la plaza de toros de Lorca tras su rehabilitación después de los terremotos acaecidos en la Ciudad del Sol en el año 2011, que la dejaron impracticable; constituye por si sola una gran alegría para todos los taurinos, y lógicamente, en especial, para todos aquellos que han luchado para que el próximo 30 de marzo su deseo se haga realidad. En tiempos donde la tauromaquia es perseguida y vilipendiada, en la mayoría de las veces sin conocimiento, que resurja un escenario taurino es una victoria para fiesta de los toros. Un logro que viene de la mano de la afición. Sin ella, seguramente ahora el bellísimo y coqueto Coso de Sutullena estaría todavía en ruinas. El Club Taurino de Lorca se armó de valor y consiguió remover conciencias en todos los sectores, escalando puertos que parecían que jamás se podrían coronar, llevando el “¡Sutullena Ya!” a todos los rincones del planeta de los toros, de la política y de la sociedad.

El trabajo de la entidad lorquina, a la vista de los resultados, ha sido magnifico, por mucho que ahora, con el barco de nuevo a flote, muchos se quieran subir a él ocupando las dependencias del capitán y relegando a los verdaderos artífices del milagro a un segundo plano. Como en todas las circunstancias de la vida, siempre hay quienes aprovechan las ocasiones para marcarse un tributo al postureo o una campaña electoral gratuita, pero en este aspecto, afortunadamente, se sabe, porque ahí están las hemerotecas, quienes de verdad han trabajado para ello y quienes ahora son unos oportunistas que buscan la foto y una entrada gratis para la inauguración y después si te he visto no me acuerdo.

El verdadero reto es que pasen los años, las generaciones, y la plaza siga estando ahí, tan bella, siendo la fragancia de las Alamedas de Lorca, “la moza de cien años que cada día está más bonita”, como decía el maestro Juan Posada y acogiendo festejos taurinos cada año. En esa lucha, en esos objetivos, por encima de los chaqueteros estará la afición.

Paco Ureña, como torero que ha peleado por la causa desde el minuto uno, será el gran protagonista de la inauguración del Coso de Sutullena el 30 de marzo. El torero de Lorca, obsesionado con el buen proceder en la nueva etapa de la plaza de toros de Lorca, protagonizará una encerrona ante seis toros de diferentes ganaderías, entre ellas las de Juan Pedro Domecq y Victorino Martín. Un acontecimiento para la historia.

Pero no será la primera vez que un torero se encierre con seis toros en el coso de Sutullena. La plaza, inaugurada el 29 de junio de 1892 con toros del Duque de Veragua estoqueados por Lagartijo y Antonio Reverte, ya ha acogido la gesta de otros toreros anteriormente.

El primer espada en estoquear seis toros en la plaza que abrirá de nuevo sus puestas en marzo fue el sevillano Antonio Guerrero Román “Guerrerito”. Fue el 11 de abril de 1903, precisamente también en Sábado de Gloria. El torero del Barrio de San Bernardo alternó ese día junto al granadino Antonio Moreno “Lagartijillo”. Este resultó herido en el primer toro de la tarde, teniéndose que hacer “Guerrerito” con la lidia de seis “pavos” (como así reflejaban las crónicas) de la ganadería de Miura. La tarde valiente y comprometida del sevillano cautivó a la afición.

En 1920 el segundo espada en protagonizar una encerrona, pero solo con 4 toros, fue el reconocido torero sevillano Ignacio Sánchez Mejías. El acontecimiento tuvo lugar el 29 de septiembre y los toros (las crónicas criticaron mucho la presentación de estos) fueron del hierro de Argimiro Pérez Tabernero. Sánchez Mejías cuajó una excelente tarde en donde se destacó sus excelentes tercios de banderillas.

El 1 de abril de 1956 (Domingo de Resurrección) el torero sevillano Jaime Malaver, ídolo de la afición lorquina por sus excelentes tardes en el Coso de Sutullena (tenía hasta una peña en la Ciudad del Sol), se anunció con seis toros de Félix García de la Peña. Por indisposición del torero la gesta no llegó a realizarse, aplazándose la misma al 20 de mayo. En lugar de la encerrona se dio una novillada en la que participaron “El Tino”, Juan Muñoz y Roberto Cardo frente a reses de Joaquín Martín. El 20 de mayo llovió de manera abundante en Lorca teniendo que ser aplazada por segunda vez la encerrona. Esta vez se fechó para el 29 de junio, pero, finalmente, el festejo se dio en terna. Malaver actuó ese día junto a Juan Montero y Antonio del Olivar. El torero de La Algaba, consciente del desaire a la afición lorquina, prometió anunciarse con seis toros de Miura en la Feria de Septiembre, algo que finalmente no llegaría a suceder.

Ya no se anunciaron más encerronas en Lorca, en lo que a matadores de toros se refiere, hasta el 2 de mayo de 1999. Ese día, Pepín Jiménez, protagonizó uno de los días más gloriosos de la historia del coso de Sutullena. El rubio torero de Lorca, estoqueó siete toros de los hierros de Juan Pedro Domecq y Parladé a beneficio de las ONG lorquinas. Jiménez regresaba de una lesión que le había tenido mucho tiempo apartado de los ruedos. En torno a la encerrona se organizaron diferentes actos en la ciudad en torno a la figura del torero más personal de la Región de Murcia, ídolo de la afición más exigente y capitán general de la plaza de toros de Las Ventas de Madrid. Además, se descubrió también la bella escultura de bronce de Lola Arcas con su figura, monumento que preside la Puerta Grande del coso de las alamedas. La tarde fue simplemente histórica, con un Pepín Jiménez en plenitud que vio como los tendidos aclamaban su nombre. Profeta en su tierra.

Ahora le toca el turno a Paco Ureña el 30 de marzo, en Sábado de Gloria. Se avecina otra coronación. Tampoco es la primera vez que Ureña se encierra con seis toros en su pueblo. Ya lo hizo en el año 2015, en una plaza de toros portátil, en aquella ocasión a beneficio de la Mesa Solidaria para los damnificados por los terremotos de Lorca de 2011. Ahora, con el marco de Sutullena, y con un Paco Ureña convertido en todo un torero respetado, los lorquinos van a presumir de plaza y de torero.

F.P @elmuletazo

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